Durante la última década y con especial énfasis en los últimos años post pandemia, muchas empresas han invertido tiempo y dinero en la búsqueda de perfiles especializados en la innovación y en herramientas tecnológicas, que les ayude a adaptarse y a crecer de manera ágil en un entorno cada vez más competitivo y demandante, sin perder de vista la rentabilidad del negocio.
Este rol, cada vez más relevante y requerido en las organizaciones modernas es el de Chief Innovation Officer (CIO) o Director de Innovación, quien está llamado a liderar el proceso de Transformación Digital de la empresa y que, en general, rinde cuentas directamente a los “altos mandos” del la organización. Sin embargo, una nueva tendencia ha dado lugar a un cambio de paradigma progresivo, en donde, en lugar de contratar a un profesional senior, de manera permanente, con altos costes fijos y tiempos de configuración interna, muchas empresas están optando por sub-contratar este perfil de manera externa.
¿Que ha ocurrido con el cargo y por qué esta tendencia de contar con alguien externo puede ser la solución ideal para impulsar la transformación digital de tu negocio?
Quizá lo primero sea preguntarse ¿Para qué necesitamos un Chief Innovation Officer? La respuesta parece obvia si se enmarca en la búsqueda de un perfil visionario capaz de liderar el proceso de cambio que requiere el negocio.
¿Por qué depender de un perfil externo, si podemos contratar a alguien de manera permanente, lo cual a priori, nos permitiría “optimizar recursos” y ganar en eficiencia? ¿Qué atributos especiales tiene ese perfil que lo hace tan “apetecido”?
No se trata de contratar un servicio de innovación estratégica (externa) por una cuestión de “ajustes” o ahorro de costes, sino más bien, por la oportunidad que representa una mirada ”out of the box” hacia los desafíos actuales del negocio, sin complejos “político-técnicos”, aportando profundidad táctica a la toma de decisiones y una experiencia nueva para la organización en general.
Las razones son estructurales:
Redefiniendo el Rol: Más Allá de la Tecnología, Hacia el Tacto Humano
El mayor error al concebir este rol es imaginar a un tecnócrata de traje y corbata, obsesionado con los KPIs y los roadmaps. Esa visión es una reliquia del pasado. El DICE moderno no es un segundo CEO ni un fiscalizador. Su poder no reside en la autoridad jerárquica, sino en su capacidad de influencia y facilitación.
El DICE es, ante todo, es un facilitador, un catalizador organizacional y cultural. Su perfil no es el de un financiero o un técnico en operaciones, sino más bien, el de un formador o guía corporativo, con un mix antropológico entre aquellas metodologías Agile y la dirección creativa del Design Thinking. Un líder artesanal que entiende de empatía y de lo humano.