El auge del Brain Trust corporativo

La labor del líder, muchas veces solitaria, requiere de un pensamiento colaborativo.

Por qué las decisiones más inteligentes ya no se toman en solitario, sino co-creando con un círculo de confianza externo y especializado.
Sin duda un liderazgo corporativo requiere de carisma, experiencia, conocimientos y gestión del capital humano, para llevar a cabo su misión de manera efectiva. Pero ¿en quién se apoyo el o la líder dentro de una organización? ¿quiénes son esas personas que acompañan el liderazgo y le dan soporte a sus decisiones diarias? ¿es posible traer desde afuera, lo que se necesita dentro de la empresa?

Hoy, la complejidad del mercado y la velocidad del cambio han hecho que este paradigma tradicional de liderazgo no solo esté quedando obsoleto, sino un riesgo estratégico para el propio negocio.

La verdadera ventaja competitiva ya no reside en el intelecto de un único líder, sino en su capacidad para orquestar un “Brain Trust” corporativo.

“La ventaja de una organización sobre otra se reducirá a la calidad del pensamiento” sostiene la Dra. Mithu Storoni, neurocientífica autora del libro “Hyperefficient: Optimize your work” (Little, Brown Spark, 2024), quien en una entrevista otorgada a la revista Harvard Deusto afirma además, que existen “3 cosas que influyen en la marcha de nuestro cerebro: nuestra carga mental; nuestra percepción del tiempo; y nuestra percepción de la incertidumbre”.

¿Qué es un Brain Trust?

Acuñado durante la administración de Franklin D. Roosevelt, un Brain Trust es un consejo de asesores expertos, externos a la organización formal, cuya misión o rol es aportar conocimiento diverso, desafiar el status quo y ofrecer perspectivas estratégicas sin el sesgo de la política interna.

En el contexto empresarial actual, este grupo de asesores/consultores, no tienen ese carácter técnico-administrativo tradicional, ya que, la eficiencia o productividad no se reduce a la cantidad producida, sino más bien, a la calidad de lo que se produce. Por tanto, la labor fundamental de este grupo de asesores debe ir en dirección a potenciar otras habilidades, no necesariamente tangibles. Y en ello, por supuesto, el liderazgo deberá ser reforzado con técnicas para la gestión del tiempo; el fortalecimiento de la comunicación corporativa; la estimulación continua hacia la creatividad y el pensamiento crítico; la asertividad en la toma de decisiones; y

No hablamos de un comité más. Hablamos de un equipo específico de especialistas externos —en estrategia, en experiencia de cliente, en innovación, en modelos de negocios, etc— que se integran de forma ágil y por un tiempo definido, para resolver desafíos específicos.

Las 3 Ventajas Irrefutables de un Brain Trust Externo:

  • Inmunidad a la «Miopía Corporativa»: Los equipos internos, por muy talentosos que sean, comparten sesgos y asunciones forjadas por la misma cultura. Un Brain Trust externo introduce «anticuerpos intelectuales». Su valor reside precisamente en que “no beben del mismo caliz”; traen perspectivas frescas de otras industrias, modelos de negocio y otras realidades de clientes.
  • Agilidad y Eficiencia de Capital: Construir un equipo interno de este calibre es lento y extraordinariamente caro. Un modelo de Brain Trust le permite acceder a talento de primer nivel por un coste menor (en la mayoría de casos) y una optimización del tiempo, activándolo solo cuando es estratégicamente necesario. (Pagas por el impacto, no por el headcount).
  • La Honestidad Radical como Activo: Un experto externo no tiene una carrera que proteger dentro de su organización. Su único compromiso es aportar la mejor solución posible para su problema. Esto le otorga la licencia para la «honestidad radical»: decir las verdades incómodas que los miembros internos a menudo callan.

En un entorno donde la próxima disrupción es impredecible, la pregunta no es si puede permitirse un Brain Trust. La pregunta es si puede permitirse el lujo de no tenerlo. ¿Quién conforma su círculo de confianza estratégico?

La verdadera habilidad de un líder moderno no es tener todas las respuestas, sino saber dónde encontrarlas y cómo orquestarlas.

Acceder a una inteligencia colectiva “a la carta” con esas características requiere de tiempo, habilidades “blandas” y de una visión estratégica que las IAs actuales no tienen la agudeza de proveer.

El poder ya no está en la estructura, sino en el ecosistema. Su próximo gran salto competitivo no vendrá de una sola mente brillante, sino de la configuración colectiva de varias. El desafío, entonces, no es contratar genios, sino construir los puentes necesarios para crear el propio modelo de innovación, con el que vuestro negocio crecerá de manera sostenible y alineado a sus valores de marca.

Ese ecosistema «brain trust» facilita mucho los procesos, cuando se encuentra todo de manera integral dentro de un mismo lugar, donde convergen expertos asesores, usualmente con gran conocimiento y experiencia en un área específica, que de manera colaborativa ofrecen orientación y soluciones concretas a personas, equipos o se involucran en un proyecto puntual a nivel corporativo.

En definitiva, un grupo de mentes proactivas y de confianza, que se unen para resolver problemas, generar ideas innovadoras y/o mejorar la toma de decisiones.

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