Adentrarse en el mundo pesquero y conocer su mercado competitivo, sin dudaba sido una gran experiencia profesional. Sin embargo, recorrer la historia, el origen comercial y la evolución del pisco chileno, fue un viaje alucinante. Durante más de 4 generaciones, la Familia Mulet ha sido pionera en la producción y comercialización de este “elixir” que por más de un siglo se ha posicionado en el ADN de la cultura chilena. Gran parte de las marcas que hoy podemos observar en el mercado, provienen de la misma destilería, ubicada en el fundo San Félix, en la región de Atacama. Cuna de marcas como Horcón Quemado, Alto del Carmen, Control, entre otros que vieron nacer sus productos a partir de un proceso único de destilación, a través de alambiques de cobre traídos desde Mallorca-España, por el primero de los Mulet en 1909. Hoy, Eduardo Mulet, su señora Noelia y su hijo Bartolomé, son los herederos del negocio y quienes me encargaron la difícil misión de crear una marca nueva que tendría dos variedades (35º y 40º), donde se buscaba desarrollaron pisco único, premium y que sirviera de homenaje a la familia Mulet.

El trabajo completo lo desarrollamos junto con la talentosa diseñadora e ilustradora Bárbara Fenzo, con quien creamos una versión ilustrada de Eduardo (40º) y Noelia(35º), innovando en el nombre, el diseño de etiqueta, packaging y en el plan estratégico de comunicación.
Extraer la esencia, reposicionarla y darle un propósito sostenible en toda su cadena de valor forma parte de la estrategia de creación y construcción de la marca.